El temor a
una ``guerra de divisas se ha convertido en recurrente desde que la economía
mundial entro en una etapa de turbulencias financieras y económicas en 2008. No
en vano, en un entorno de bajo crecimiento, parece sugerente recurrir a una
devaluación para incrementar la competitividad y ganar, con ello, un plus de
actividad. Sin embargo, devaluar no sale gratis: no solo impone riesgos
económicos (fundamentalmente en forma de inflación) sino que puede desencadenar
represalias por parte de otros países cuyas
exportaciones se ven afectadas por la medida o que, simplemente, la perciben
como una amenaza. Con todo, acusar a un
país de estar devaluando excesivamente su divisa no es sencillo. Ello exige
establecer desde primera instancia cual es el valor adecuado de esa moneda para
juzgar si esta infravalorada.
Dicho valor
seria lo que la literatura academica denomina
``tipo de cambio de equilibrio´´: aquel que permitiría a una economía
alcanzar, a medio plazo, un equilibrio tanto interno como externo. Una economía se halla en equilibrio interno
cuando esta utilizando todos los recursos disponibles para la producción sin generar presiones sobre los precios. El equilibrio externo, además, que su saldo
por cuenta corriente se corresponda con sus fundamentos geográficos y
macroeconómicos, con relación a sus comerciales.
El tipo de
cambio de equilibrio no deja de ser , pues,
una construcción teorica, con lo cual, no es directamente observable. No obstante
se ha ideado variedad de métodos para estimarlo, con resultados no siempre
coincidentes. El FMI combina tres procedimientos distintos. Dos de ellos, regresión
por cuenta corriente y regresión de tipo de cambio real, parten de un análisis econométrico,
mientras que el tercero es un simple calculo arizmetico del saldo por cuenta
corriente que garantiza la sostenibilidad de la deuda externa.